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martes, 26 de abril de 2011

Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito

¿Quiénes son esas mujeres?

Por Martha Rosenberg - Publicado en Abril 2011en http://www.topia.com.ar
1. Todos los años, en nuestro país, alrededor de 500.000 mujeres resuelven la crisis subjetiva provocada por un embarazo que no pudieron evitar y que no están en condiciones objetivas o subjetivas de llevar a término, mediante su interrupción voluntaria. Son los embarazos que llamamos no deseados, involuntarios, inesperados, no planificados, inoportunos, insostenibles. Llamémoslos como los llamemos, la constante es el prefijo “in” o el adverbio “no” que niegan su posibilidad de continuar el proceso que los conduciría hasta ser otra cosa que un embarazo. Medio millón de mujeres resuelven por medio del aborto, el conflicto dilemático causado por un embarazo involuntario. Se sustraen así del cumplimiento del mandato social de la maternidad, que la postula como destino naturalizado para toda mujer y para todo embarazo. Corroen con su práctica el ideal de femineidad maternal y socavan la creencia en la redención de la actividad sexual pecaminosa por la santidad de la procreación. Para estas mujeres, lo que se predica desde los púlpitos como “cultura de la muerte”, se revela, por el contrario, como condición de una vida posible para sí mismas y para sus otros más cercanos (las más de las veces, sus hijos o hijas de corta edad).

Las posturas religiosas fundamentalistas construyen un otro simétrico y privilegiado en donde solo existe un proyecto biológico mudo que podría ser el sustrato del proceso de humanización si, y solo si, hubiera un deseo de hijo que acompañe y que infunda en esa realidad biológica un espíritu de continuidad y trascendencia de la propia vida, y del vínculo fecundante del que es resultado.
El deseo del Otro, materializado en el proyecto institucional de la iglesia católica[1] de disciplinar la sexualidad –en particular la de las mujeres – bajo el paraguas de la reproducción, no basta para inspirar efectivamente en cada embarazo, un proyecto de maternidad. Ni hablar del proyecto de paternidad según el supuesto canon de “la familia tipo”, cada vez menos “tipo” y menos abarcada por el artículo “la”.
Cuando en ocasión de un embarazo involuntario, se decide un aborto, surge en acto una conciencia crítica de los modos socialmente codificados de pensamiento y conducta, que subvierte los valores dominantes, ahora en crisis, abriendo espacios de posibilidad a nuevas posiciones subjetivas, en un nomadismo que no solo desplaza a las protagonistas de su situación de subordinación, sino que reformula el paisaje en el que transcurre la acción.[2] En estas transformaciones, que se significan de manera singular, se inscriben tanto valores positivos como negativos, que deberán ser elaborados con los recursos simbólicos disponibles para cada persona y pasarán a formar parte de su biografía, es decir, de su identidad. El “yo aborté” enuncia la asunción de responsabilidad por las propias acciones y detiene el borramiento de la imagen bifronte del poder femenino: dar la vida gestando y pariendo un hijo, o no darla. Este es el poder que está en juego en el derecho al aborto y, por lo tanto, en el control de la reproducción de la especie humana, inescindible de la reproducción de la vida social. La inveterada práctica del aborto, como escena transhistórica del poder femenino, subyace a la espesa capa de silencio y ocultamiento que impone la conservación de la potestad patriarcal misógina sobre las vidas y los cuerpos.

2. Una perspectiva histórica del procesamiento político del derecho al aborto 
La primera solicitada del Foro por los Derechos Reproductivos, que publicamos en 1993[3] se titulaba: “ABORTO ¡BASTA DE SILENCIO!” Desde entonces, se ha construido un movimiento, que, con altibajos que no impiden su continuidad, ha horadado ese silencio y enuncia en voz alta y colectivamente la demanda por la legalización y la descriminalización de las mujeres que abortan. Y las articula a las condiciones imprescindibles para la prevención del embarazo involuntario y el aborto: educación sexual para decidir y anticonceptivos para no abortar.
Desde la interjección ¡basta! se ha construido una voz colectiva y plural que interviene en la actual escena política.
En su declaración inicial a comienzos de 2005, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito afirma: “La clandestinidad del aborto no impide su realización, aumenta los riesgos y atenta contra la dignidad de las mujeres y de toda la sociedad. No queremos ni una sola muerte más por abortos clandestinos”.
Aunque ha habido algunas oscilaciones, la mortalidad por gestación no desciende de manera significativa, e incluso ha aumentado en el último registro (2009) a 5,5 por 10.000 nacidos vivos[4]. Desde entonces, 2.500.000 abortos clandestinos han sido vividos por las mujeres, enfrentando la criminalización que las amenaza. Ya han muerto en ese período, a causa de abortos mal realizados, alrededor de 500 mujeres. Esta deuda social, que se sostiene al precio de la libertad, la vida y la salud de todas las mujeres y que las segrega y vulnerabiliza en función de la carencia de recursos económicos y culturales, debe ser pagada. Por eso, la legalización del aborto es una deuda de la democracia[5].
Retomando la realidad del aborto: todos los años, medio millón de mujeres afirman en el acto de abortar, su determinación de dar a sus vidas un sentido propio que resiste los patrones compulsivos de identidad femenina, que instituyen la maternidad como mandato. Contribuyen así –concientemente o no – a) a subvertir la idea del cuerpo femenino al servicio de la reproducción biológica y la crianza de tradición pecuaria y pastoral, b) a instituir el derecho a la maternidad elegida libremente.
Un componente indispensable de la maternidad elegida libremente es que exista la posibilidad del aborto legal y seguro. El derecho a la interrupción voluntaria del embarazo califica éticamente la maternidad asumida. Construye humanidad para las mujeres, para sus hijxs y para toda la sociedad.
La Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito –movimiento federal y políticamente plural, originado en la tradición feminista de lucha por la autonomía de las mujeres, los Encuentros Nacionales de Mujeres, y en las grandes movilizaciones populares del 2001-2002– se ha hecho cargo de transformar la práctica del aborto, habitualmente ocultada y silenciada, producto de una resistencia individual a imposiciones culturales, en soporte social de un movimiento de reivindicación de los derechos y la dignidad de las mujeres, que abarca muchos más actores sociales que sus protagonistas.

3. No me voy a centrar en la prevención de la práctica del aborto, que es uno de sus objetivos y que forma parte de sus consignas, ni en los aspectos legales, sino que trataré de reflexionar sobre la significación del aborto como síntoma social.
Con frecuencia se reduce a las mujeres a la condición de víctimas de las situaciones que las llevan a esa determinación, olvidando que son protagonistas y agentes de un cambio en las relaciones sociales de género. Desde una posición heterosexual – que es la de la mayoría de las mujeres que recurren al aborto – resisten el concepto de que la sexualidad potencialmente fecunda debe ser validada o pagada con la reproducción. No prestan su cuerpo al concepto de maternidad como sacrificio y destino femenino inexorable. Encuentran una forma de enfrentar un embarazo involuntario y tomar una decisión, que les resulta preferible a una maternidad que no desean o que no pueden asumir.
Ya sea con certeza o con ambivalencia, tomar la decisión de interrumpir un embarazo, nunca es fácil. Y mucho menos en condiciones de clandestinidad y condena social, que equivalen a enfrentar, real e imaginariamente, el riesgo de la propia muerte.
En la decisión de abortar, la vida que está en juego, la que se apuesta, no es la del embrión, que todavía no es sujeto de su vida biológica ni de los vínculos en los que se desarrolla, sino la de la mujer: un sujeto pensante y actuante, encarnado e histórico, con vínculos socio-sexuales y emocionales establecidos y actuales, con funciones sociales, familiares, con proyectos y con pasado propio, que ha decidido que no promoverá a sujeto humano al embrión que porta. No se constituye humanidad sin esta mediación decisiva por el deseo de la madre. 

4. La acción de interrumpir un embarazo, que se revela en las estadísticas como persistente y extensamente difundida –500.000 abortos contra 700.000 nacimientos anuales– se podría considerar políticamente irrelevante en relación con las formas políticas convencionales, dado que permanece oculta la mayor parte de las veces en la intimidad de la escena privada. A pesar de que es una decisión de la máxima importancia, su privacidad permite que la acción quede banalizada y replegada en un limbo ético, en el cual evitar las represalias (por medio del secreto y el silencio), impide al mismo tiempo desplegar la plenitud de sus efectos políticos: - Ejerzo soberanía sobre mi vida. No permito que me sometan a planes o designios que no sean míos (el del violador, el de las políticas de salud ineficientes, el de la privación de educación y de educación sexual, el del ejercicio de mi sexualidad en el brete del sometimiento a la función reproductiva.)
En ese sentido, la interrupción voluntaria del embarazo es un acto logrado de sustracción del propio cuerpo a un destino heterónomo. Y tal vez es por eso que las mujeres no se detienen ante la criminalización, como tampoco lo hacen las creyentes católicas, que son una mayoritaria proporción de quienes lo practican aunque sea un pecado grave. Las cifras de abortos en Latinoamérica, el mayor continente católico, son proporcionalmente de las más altas del mundo[6]. Marcela Lagarde, destacada antropóloga feminista mexicana, afirma que para muchas mujeres, es la primera decisión autónoma que toman en su vida. Y que la lucha por el derecho al aborto es la batalla por la humanización de las mujeres. [7]
Este carácter de sustracción del cuerpo femenino al mandato patriarcal es un motivo para la férrea oposición, no sólo en la cúpula eclesiástica, sino de los sectores conservadores que desde el poder tienen que asegurarse el dominio sobre la reproducción social. Una de cuyas bases necesarias es el poder que otorga a las mujeres su capacidad biológica de dar vida, como condición del sostenimiento de las estructuras sociales de reproducción. Reproducción que no es unidimensional: relaciones de género, familia, producción de fuerza de trabajo, distribución de la riqueza, todo se reproduce. Tanto los cuerpos, como las relaciones en las que se construyen.
Para las mujeres el dominio de sus cuerpos, el avasallamiento de sus proyectos por el poder patriarcal, la oscuridad totalitaria, son encarnados hoy, no tanto en los varones singulares, cada vez más sumidos y consumidos en la fuga de la pesada carga de tener y sostener el falo, como en la institución de la Iglesia vaticana y el Estado.

5. Paradójicamente, interrumpir un embarazo, impedir un nacimiento, proyecta un futuro para alguien, cuyo “credo –como dice H. Arendt- consiste en negar los valores positivos vigentes, a los que (todavía) permanece vinculado”[8] (la tradición). Ese alguien es la mujer que toma la decisión de abortar y así funda su futuro: sobreponiéndose a la seducción de consagrar el pasado ancestral como destino. Espera, tiene la esperanza de que ella podrá escapar a la mimesis de la femineidad que la precede, e inventar una nueva forma de habitar su cuerpo y su genealogía, en la que se reconozca y se habilite para cursos de acción individual y propia. Busca la felicidad fuera del estereotipo.
Que el aborto sea un síntoma social, significa que este hecho, comprobable y cuantificable, demanda una interpretación. Desde luego que una interpretación desde los discursos que teorizan lo social, pero aún más, del sujeto (¿la sujeta?) que lo asume como acto propio. Se des-sujeta (podríamos hacer una serie de juegos con esta “a” que se pierde, se desata, se suelta). Y queda disponible para crear otra significación para su vida. No necesariamente una “buena”, pero sí una oportunidad (¿nueva?) para crear una historia propia, aunque no necesariamente llegue a hacerlo. Hay que decir que este es un arduo trabajo y suele requerir un diálogo con interlocutores/as dispuestos/as a facilitar la expresión y reflexión honesta y no a impedirla bajo un discurso culpógeno y pastoral (en el sentido de volverla al redil). Si para muchas es la primera decisión de su vida que las recorta como sujeto, lo mismo puede predicarse de la decisión de maternidad, cuando se desea y se acepta, es decir cuando es decidida con libertad en el contexto de conflicto que habitualmente encuentra o crea la noticia del embarazo, tanto para la mujer, como para su pareja y su descendencia, si las tiene. Esta(s) decisión(es) son siempre performativas: crean una nueva figura en su biografía. Es la figura de alguien que realiza un trabajo de pensamiento, en el que objetiva su situación (diría Simone de Beauvoir) y discierne –opina, (diría H. Arendt) – qué puede elegir mantener y qué puede elegir perder. Pensamiento situado (diría Donna Haraway) que reconoce su parcialidad y declina la ominipotencia de poder realizar todos sus deseos.
Un nacimiento se anuncia. Cuando no es el de un niño o niña, será el de una mujer que le dice no a su determinación por los avatares biológicos de su función reproductiva, ya no más capturada sin remedio por las alternativas de su sexualidad. Tanto la mujer como su entorno tienen que asumir los efectos. Por supuesto que no en el mismo grado, ni de la misma manera que ella. La decisión moviliza las relaciones más íntimas y significativas, públicas y privadas, y mientras se entablan nuevos diálogos, se cierran otros.

6. Cuando el embarazo no deseado (involuntario, inoportuno, inadecuado) es el problema, el aborto es la solución. En muchas culturas, no sólo en el mundo occidental y cristiano (USA; UK; Francia, Italia, España; Alemania, Bélgica, Holanda, Portugal, Sudáfrica, etc.) esto está instituido.
Las mujeres ashanti de África Occidental, ven el aborto como un deber si el embarazo ocurre en circunstancias inadecuadas, y son culpadas si no abortan cuando ha habido un error: el compañero, el momento, la falta de consumación de ciertos rituales, obligan al aborto. No es el aborto lo que está mal, sino que se trata de un embarazo equivocado, no viable. Si no lo interrumpen, se sienten culpables y en deuda con la sociedad. En un marco cultural como el nuestro, el aborto crea culpa, y en otro, la elimina. La cultura Wichi no admite hijos ilegítimos: éstos se deben abortar. Lo mismo ocurre con el primer embarazo, cuyo aborto prepara para el próximo, ya sí destinado a completar su desarrollo. En algunas culturas las mujeres abortan cuando pelean con el marido, en otras cuando las abandona. [9]
Vemos que tampoco el aborto tiene un significado universal, más allá de las singularidades individuales: lo que una cultura prohibe, otra lo prescribe.

7. El acontecimiento previo al aborto suele ser una relación sexual en la que existe algún nivel de de-subjetivación, compulsión o coerción. El olvido del método anticonceptivo o la desestimación de la potencia generativa propia o la del partenaire, el sometimiento a la violencia manifiesta, o al maltrato latente auto o heteroinfligido, por ejemplo, no cuidarse el cuerpo y el futuro, la ilusión de que un bebé permita salir de la soledad y la orfandad real o vivenciada, la llegada de la edad madura, los abandonos afectivos, pueden dar lugar a la temida situación de un embarazo inesperado y sintomático.
Todas estas contingencias indican que aunque hubiera circunstancias óptimas de cobertura anticonceptiva que los disminuyan, los embarazos involuntarios ocurren y ocurrirán. Y que por lo tanto, es necesario que el recurso al aborto sea legal, para que, al mismo tiempo que disminuye su práctica, como señalan investigaciones serias[10]con registros durante décadas desde la legalización del aborto en países europeos, sea también seguro y no ponga en peligro la vida y la salud de las mujeres y sus familias.
¿Quién debería hacerse responsable por el costo en vidas de mujeres que mueren por causas evitables en el trance de abortar? Sobre estas “desaparecidas” de la democracia, cuyos derechos humanos no se protegen, no hay responsabilidad establecida. La debilidad de las políticas públicas dirigidas a garantizar la salud y los derechos reproductivos y sexuales, con exiguos presupuestos y escasa voluntad política, no permiten su eficaz funcionamiento. Durante el año 2009 el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, contó con un presupuesto de 35 millones de pesos, cuando se estima que el mercado del aborto clandestino en nuestro país mueve alrededor de mil millones de pesos anuales.
En julio de 2010, ante la desmentida del anuncio hecho por la delegación oficial argentina en la CDH de Naciones Unidas, de la firma de la resolución ministerial acerca de la Guía Técnica para la Atención de los Abortos No Punibles, la Campaña por el Derecho al Aborto publicó una declaración que decía:
“Es responsabilidad del Estado y sus gobiernos proteger la vida, tanto de los ciudadanos, como de las ciudadanas. Mantener la ilegalidad del aborto es condenar a las mujeres al circuito millonario del aborto clandestino y también a la muerte o la enfermedad. Este país y esta democracia tienen una enorme deuda con los derechos de las mujeres, en particular con el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.” (…) “Instamos a no hacer primar en materia de políticas públicas sus definiciones personalísimas por encima de un derecho humano y de ciudadanía de las mujeres; a escuchar el silencioso y paradójicamente ensordecedor ruido de ese medio millón de mujeres que aborta cada año en este país. Las creencias particulares de quienes gobiernan y legislan en el país, no pueden ser aplicables al conjunto de la ciudadanía.
No hay ni habrá democracia sustantiva, mientras el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sea vulnerado por un Estado incapaz de avanzar en la definición de políticas públicas laicas.
El derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas de manera autónoma y responsable, y a acceder a la posibilidad de abortar voluntariamente en condiciones legales, seguras y de gratuidad, forma parte de la aspiración a una vida digna y plena para las mujeres, una vida que no debiera verse amenazada sino garantizada por los Estados, sus funcionarias y funcionarios, protegida y promovida por médic@s y jueces, trabajador@s de la salud, del poder judicial, de la educación, etc. 
Quienes niegan el derecho al aborto legal, no hacen más que promover su clandestinidad, pronuncian un voto de muerte para las más pobres y niegan la condición de ciudadanía plena para las mujeres. Nuestra sociedad viene demostrando capacidad y madurez para afrontar el desafío de discutir y aprobar una ley que garantice esta práctica en hospitales públicos, de manera segura y gratuita. Habrá que ver si los y las representantes en el Congreso de la Nación y en los órganos de decisión de este país están a la altura este histórico reclamo y de ampliar a todas las mujeres los derechos que hoy otorga a algunas su mayor poder adquisitivo.
Argentina es el primer país en Latinoamérica que aprobó el matrimonio igualitario, el que actualmente lleva adelante juicios y manda a la cárcel común a los militares de la dictadura, el que busca la verdad sobre los hijos e hijas de desaparecidos y desaparecidas apropiados ilegalmente, habrá que ver si está dispuesto también a figurar entre los que reconocen el derecho elemental de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos, primer territorio para el ejercicio de soberanía. Habrá que ver si su presidenta, sus gobernantes y legisladores/as y su democracia están dispuestos a que los derechos humanos contemplen de una vez por todas las necesidades particulares de las humanas.
Exigimos:
1. Inmediata la sanción de una ley que despenalice y legalice el aborto en Argentina.
2. La aplicación efectiva del Artículo 86, del Código Penal.
3. La plena vigencia y aplicación de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150) y de los programas de salud sexual y reproductiva con presupuestos adecuados.
Argentina, Julio 25 de 2010”

8. La apelación a la vigencia de la ley, indica la presencia de una cultura de los derechos y la ampliación de la democracia política y social. Que el paradigma de los derechos humanos permee todos los discursos tiene efectos evidentes en las demandas políticas del movimiento social de mujeres. Las mujeres de los 60’s y 70’s, cuyas luchas se presentan como modelo de militancia, hablaban de “liberación sexual”. Sin embargo, el término que ha prevalecido y se sostiene en el discurso actual, como resultado de las luchas emancipatorias por la autodeterminación, no es el de “libertad reproductiva”, propio de la política feminista de los años 70’s y 80’s, sino el de “derechos reproductivos” que marca que la sexualidad ha entrado en el espacio de las regulaciones legales que el estado debe garantizar.

9. En julio de 2010, la consultora Ibarómetro realizó un sondeo en todo el territorio nacional para evaluar la opinión de los y las argentinas sobre el tema del aborto y su despenalización. Los datos arrojados sostienen que: casi un 60% de los argentinos no está de acuerdo con penalizar a una mujer que se realizó un aborto. En el área Metropolitana este porcentaje llega al 70% de las personas entrevistadas y en el llamado “interior” ese porcentaje alcanza al 49,9%. Además, un 58,5% cree que las mujeres tienen el derecho de interrumpir su embarazo conforme a sus necesidades y convicciones personales[11]. Además de la cuantificación de la opinión pública, se trasunta en esta encuesta la elaboración pública de la información difundida a lo largo de los años de campaña. No es vano que cuando hablamos del derecho al aborto, nos apoyemos en la práctica masiva del procedimiento: es el suelo de transgresión muda del mandato de maternidad por parte de las mujeres de todas las condiciones, la fuerza social en la que se afirma nuestra defensa de estos derechos.
La prohibición resulta ineficaz porque hay un sujeto que resiste –muchas mujeres y cada una – que denuncia que prefiere vivir la condena (social o judicial) por el aborto, que la condena a una maternidad desdichada. Es esta posición subjetiva, sostenida por el cuerpo de las mujeres, por su experiencia histórica, la que ingresará legitimada al código legal cuando se consiga cambiar la ley.
10. La transgresión es fecunda cuando una mujer puede incluirse como sujeto del acto de interrumpir la gestación y reivindicarlo como derecho, incorporarlo a su historia como una decisión posible – que tiene, como toda decisión– consecuencias sobre el curso de su vida.
Incluso poder descartar un aborto, tiene otro valor si no se hace bajo el imperio del miedo a morir, o a la sanción penal. Ciertamente, el derecho diseña sujetos. Por eso, si hablamos de derechos, tenemos que considerar las dos acepciones de este término: como normativa (lo que debe o no debe hacerse, instancia del superyo), y como atributo de ciudadanía que otorga poder para legitimar los actos individuales. Sujeción y poder como efectos inescindibles del discurso legal.
Si el derecho habla del goce y disfrute de algo en tanto es, o puede ser, objeto de apropiación, de posesión, en este caso ese algo (reproducción, sexualidad) es el cuerpo en primera persona, mi cuerpo, la primera posesión de cada sujeto y las relaciones que ese cuerpo contrae con el cuerpo del (los) otro(s), tal como están reguladas en una forma determinada vínculo social. El derecho es siempre relación con otros, construcción cultural cristalizada pero no inmóvil, representación de los intereses y demandas de los diferentes actores sociales que adquiere diferentes formas según el desarrollo histórico de las formas de producción y sus correlatos ideológicos[12]. Néstor Braunstein menciona el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo como distintas formas de apropiación del cuerpo del otro. Curiosamente, omite el patriarcado, que es el orden que atraviesa a todos los mencionados. 
El derecho es el discurso que regula las restricciones impuestas al goce de los cuerpos: el contrato social. Indica entonces qué es lícito hacer con el cuerpo propio y con el de los demás. Son estas regulaciones las que nos enfrentamos cada vez que nuestras prácticas del cuerpo transgreden las normas establecidas y presionan sobre los límites que éstas han impuesto a nuestro goce, cuando nos “desclasificamos”.
Y es a partir de este des-orden que se produce el concepto de derechos reproductivos y derechos sexuales, que históricamente surge de las luchas de las mujeres por su libertad sexual. Cuando se trata de las mujeres heterosexuales que viven según las normas de las culturas patriarcales, la libertad sexual incluye la libertad reproductiva.
El feminismo de habla inglesa pasó del paradigma de la libertad reproductiva (reproductive freedom), en los mediados del siglo XX, al de los derechos reproductivos (reproductive rights), en un claro deslizamiento semántico que acompañó la institucionalización del acceso a los recursos de anticoncepción hormonal científica. Este avance en la apropiación por parte de las mujeres de los conocimientos tecnológicos que formaron parte del proyecto de dominio científico de la fertilidad femenina por parte del establishment patriarcal-capitalista-colonial, fue llamado por Geneviève Fraisse “el habeas corpus” de las mujeres. Hay que señalar que para historiadores de la talla de E. Hobsbawm, y teóricos como Norberto Bobbio, fue la única revolución triunfante del siglo XX. “El desarrollo del movimiento feminista cuestiona ‘naturalmente’ las concepciones tradicionales de revolución y despliega la reforma en todos sus grados, desde la más tibia a la más radical, dado que el conflicto de género no puede resolverse en el triunfo de uno de sus términos, porque sería el remedo especular y extremo de la dominación que pretende subvertir. La radicalidad de sus producciones se manifiesta en la erosión del suelo ideológico en el que se sustenta la distinción de género y la producción de nuevas significaciones para los términos iniciales del conflicto.”[13] De eso se trata cuando se reclama el derecho al aborto, demanda radical en el sentido que conceptualizan C. Marx y Agnès Heller: son las que para poder ser satisfechas requieren un cambio de raíz en los vínculos sociales del sujeto que las formula, y por lo tanto, del sujeto mismo. La mujer sujeto de sus decisiones sobre su maternidad, agente de su biografía, ni determinada biológicamente, ni penada por no gestar un alguien imposible por no tener su consentimiento.

12. Para que el hijo exista, el embrión –ese extraño- debe ser humanizado por el deseo de la mujer, que entonces sí, se vincula como madre con ese ser al que nombra hijo/a, parte del cuerpo propio y al mismo tiempo ajeno. La madre es aquella cuyo deseo hace del embrión/feto una persona. El vínculo no puede ser humanizado desde otro lugar: la bendición de la iglesia solo es eficaz mediatizada por una mujer que la pide y la cree. El deseo del Otro (sea el del genitor, la cultura ambiente del grupo social, el discurso médico de la fisiología sexual y su oferta tecnológica) debe pasar por la instancia de ser incorporado por el yo de la mujer que se asuma madre. Una de las formas del trabajo civilizatorio que prescribe la máxima freudiana “Donde Ello era, el Yo debe advenir.” La elaboración del hecho traumático del embarazo inesperado, cuando tiene éxito, permitiría alojarlo en la trama representacional del yo de la mujer y tomar una decisión sobre su potencialidad para devenir madre, adoptando, o no, ese embarazo.

13. ¿Qué afirma una mujer en el acto de abortar?: “Esto no es un hijo para mí.” Y lo dice en un momento en que ha desarrollado y elaborado el conflicto ético provocado por un embarazo involuntario. La ley penal restrictiva reduce a la insignificancia el deseo y la capacidad ética de las mujeres para decidir sobre sus embarazos: estos siempre deben ser aceptados, es un mandato social que desconoce que existen condiciones en las que las mujeres pueden y desean hacerse cargo de transformar en un hijo un embarazo y que existen condiciones en las que no. Los embarazos involuntarios ocurren en un cuerpo femenino de-subjetivado por causas variables, y con variable peso de la violencia física o simbólica implicada: la coerción directa o indirecta, el apasionamiento sexual irreflexivo, la ignorancia, la violación, la ineficacia de los MAC, las relaciones de poder desfavorables en la negociación del coito y la prevención del embarazo, la variabilidad de los eventos hormonales, la inestabilidad emocional, las carencias materiales. Todas circunstancias en las que el sometimiento a órdenes causales heterónomos, se “castiga” con el embarazo[14]. Se podría decir que el aborto es el rechazo del embarazo como castigo, de la maternidad como destino inexorable, del sacrificio como pauta obligada del comportamiento femenino. Recupera la agencia de la mujer sobre su vida y su sexualidad. Asume responsabilidad por lo que le ha ocurrido y lo que le puede ocurrir. Afirma también que ha tenido relaciones sexuales sin que su objetivo sea la reproducción. La decisión de abortar subraya –a alto costo – la dimensión del derecho al placer sexual y a un proyecto de vida en el que las decisiones sobre la fecundidad sean producto de un proceso de significación deseante y de un juicio ético conciente.
La maternidad por elección, que es la maternidad deseada de las humanas, implica obligatoriamente que esté habilitada la opción de no elegirla. El derecho al aborto es la contraparte lógica de una maternidad elegida y responsable.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2011.
[1] Me refiero específicamente a ella porque es la corporación religiosa que detenta mayor poder político en nuestro país y la interlocutora temida en todas las instancias de gobierno. MR
[2] Rosi Braidotti , Sujetos nómades, Paidós, Buenos Aires, 2000, p.27; p 31.
[3] Poco tiempo antes había aparecido una solicitada de la Comisión por el Derecho al Aborto.
[4] La tragedia de la muerte materna vuelve a ser noticia, dice Mariana Romero[4] en el 2010 “(con una tasa de 5,5 muertes por 10 mil nacidos vivos, superior a la del año anterior de 4,0). En primer lugar, porque el número absoluto de muertes maternas aumentó (a 410), no sólo por las mujeres embarazadas afectadas por la Gripe A H1N1 que fallecieron, sino también por las otras causas. En segundo lugar, porque aún si no se consideran estas muertes de mujeres, la razón de mortalidad materna continúa sin mostrar cambios. Y en tercer lugar porque cuando se sustraen las mujeres fallecidas por enfermedades del sistema respiratorio, la proporción de muertes maternas atribuibles al aborto vuelve a alcanzar los niveles históricos (28 por ciento) y es nuevamente la primera causa de muerte materna, como desde hace tres décadas.  (…) a medida que los países amplían las causales para que las mujeres accedan a un aborto legal y seguro, las tasas de mortalidad materna disminuyen.” Mariana Romero, Investigadora del Cedes e integrante del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, Diario Clarín, nov. 2010
[5] En 2011, en el Día de la Mujer, el informe especial de TN es sobre “el aborto como deuda de la democracia”: el lema de

jueves, 7 de abril de 2011

Varones x el derecho al aborto legal, seguro y gratuito

Luego de un mes en que estuvimos difundiendo el documento de Varones por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, volvemos a compartirlo y difundimos las cientos de firmas de varones que se adhirieron a favor de esta histórica lucha.

Varones por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito

 Penalizar el aborto no es defender la vida, es multiplicar las muertes.

El debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo está atravesado por posiciones políticas, ideológicas, religiosas, éticas, y también, por los intereses económicos de las corporaciones médicas y farmacéuticas. El negocio alrededor de la criminalización del aborto supone millonarias ganancias para algunos pocos, y cientos de miles de mujeres que mueren en el camino, en su gran mayoría, por no poder pagar la suma de dinero que supone  “el derecho a decidir”.
Hay muchos discursos de verdad sobre éstos temas, pero hay una realidad inapelable; las mujeres abortan, por variedad de motivos y circunstancias, y la criminalización del aborto, nunca fue una medida eficaz para evitarlo. Si una mujer decide no llevar a término un embarazo, va a recurrir a los medios que tenga a su alcance para interrumpirlo.
Son sobrados los casos y estudios dónde se demuestra que la legalización del aborto no supone un aumento de las interrupciones de embarazos, aunque sí produce una reducción drástica de las muertes de mujeres. Los sectores anti-derechos (autoproclamados pro-vida) lo saben, y no les importa. Su política no se trata de defender la vida de nadie, sino de mantener el estatuto represivo de la sexualidad, heterosexual y con fines reproductivos, y enseñar así al resto de las mujeres (y varones) que su esencia natural es ser esposas- madres, y que desafiar ese mandato supone la estigmatización, y posiblemente la muerte.
 La clandestinidad del aborto, aún para aquellas mujeres que pueden hacerlo de forma segura, las somete a todas por igual a una política que las infantiliza, negándoles la autonomía y soberanía que todo sujeto debe ejercer en tanto derecho humano incuestionable.
Del por qué los varones debemos involucrarnos en ésta lucha.
Los varones, no sólo debemos apoyar la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito como acto de solidaridad con el movimiento de mujeres. Esta reivindicación es imperiosa para las mujeres por infinidad de motivos que han sabido instalar públicamente tras décadas de lucha.
Pero el debate sobre la despenalización del aborto, también puede ser estratégico para los varones si logramos ver en el mismo una punta desde dónde reflexionar críticamente sobre nuestro rol en la sociedad patriarcal, realizando un profundo cuestionamiento de nuestra masculinidad hegemónica.
En primer lugar, el acceso al aborto es una cuestión de derechos, y la distribución de derechos es una cuestión de poder. Entonces deberíamos preguntarnos, quiénes ejercemos el poder sobre las mujeres, negándoles la soberanía sobre sus cuerpos, entre tantas otras cosas. Este poder es el que el feminismo ha sabido denunciar, y del que los varones nos debemos hacer cargo.
El aprendizaje de la masculinidad en el sistema patriarcal se basa en la internalización de una idea de superioridad que se plasma en relaciones asimétricas de poder, ejercidas por nosotros, sobre otras y otros.
De todo el repertorio de prácticas desiguales que desplegamos en nuestras vidas, las prácticas sexuales masculinas  influyen considerablemente en la negación de la  igualdad entre los géneros. La vivencia de la sexualidad masculina como fuente de poder, competitiva y reducida a la genitalidad, se combina con una gran irresponsabilidad que se plasma en la creencia de que el cuidado corresponde al universo de las mujeres., y la idea de que las consecuencias de no cuidarse no afectan el cuerpo de los varones. Esta omnipotencia se traduce en prácticas de riesgo, y también de violencia.
La desigualdad de poder entre mujeres y varones, también es un condicionante de gran relevancia a la hora de que las mujeres puedan elegir cuidarse, por lo que no es sólo con información y acceso a los métodos anticonceptivos que se previene un embarazo no deseado, sino también fortaleciendo la autonomía de las mujeres, y desnaturalizando aquellas prácticas que nos ubican a los varones en un lugar de superioridad.
Por otro lado, y más allá (y más acá) de nuestras prácticas sexuales, el involucramiento de los varones en ésta agenda supone un proceso poco visible pero de profunda incidencia en nuestras vidas. La empatía con una lucha de la que históricamente estuvimos al margen, habilitaría la posibilidad de deconstruir el egocentrismo y la indiferencia ante el dolor de nuestras pares.
Los novios, maridos y amantes que no se hacen cargo de las consecuencias de sus actos, los que abusan sexualmente de mujeres y niñas, los que prostituyen, los que maltratan a las mujeres en los servicios de salud, los que niegan el aborto en hospitales públicos y los practican en sus clínicas privadas, los que judicializan y criminalizan a las mujeres que deciden no ser madres, los que les gritan asesinas mientras sostienen sus rosarios, todos ellos, en la mayoría de los casos, son varones.
Las circunstancias ameritan que demostremos en la práctica que ser un macho hegemónico tampoco es destino inexorable para los varones, y que así como las mujeres no nacen sino que se hacen, nosotros tampoco portamos en esencia el rol de carceleros de la historia.
Por todo esto, los varones abajo firmantes nos manifestamos a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y en contra de todo tipo de violencia hacia las mujeres.

SE RECIBEN ADHESIONES A varonesxelabortolegal@gmail.com

Amicone, Mauro                  26.294.592    Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.

Fabbri, Luciano                    29.140.617    Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.
Prieto Carrasco, Cristian     27.332.250    Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.
Ramirez, Salvador               29.909.539    Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.
Rostitto, Diego                     30753980      Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.


Diego Paz                            31.616.511      Colectivo de Varones Antipatriarcales, La  Plata.
Aymú, Alejandro                 25.851.032     Colectivo de Varones Antipatriarcales, Capital Federal
Borrajo Santiago                 33.858.397      Colectivo de Varones Antipatriarcales, Capital Federal
González Federico Daniel     27902341       Colectivo de Varones Antipatriarcales, Capital Federal
Ivan Rodrigo Britez                94 400 431     Colectivo de Varones Antipatriarcales, Capital Federal
Hugo Huberman    Educador     Facilitador de Género, paternidades y familias.

Rozanski, Carlos                    10121709           Juez Cámara Federal

Fernando Giayetto                16.856343                    Red de Varones por el Aborto Legal

Alfredo Grande MEDICO PSIQUIATRA DNI 7866247 Pte. Honorario Cooperativa ATICO.

Darío Witt  DNI  17.185.502    Coordinador-Fundador Casa Abierta María Pueblo Para Mujeres, Niñas y Niños Víctimas de Violencia La Plata / Argentina

Mariano Randazzo  Periodista  DNI 25.994.504/ Docente Sec. de Comunicación de la CTA Capital.




Alex Freyre  DNI 21482131 /Director Ejecutivo Fundación Buenos Aires Sida. Fellow Ashoka. Integrante del 1er Matrimonio LGBT Latino 

José María Di Bello DNI 20521423 / Fundación Buenos Aires Sida/ Integrante del 1er Matrimonio LGBT Latino 

Pablo Ben DNI 21.880.704 /Profesor de Historia Latinoamericana University of Northern Iowa

Gonzalo Besteiro Docente GCBA DNI 30.136.857 / Periodista Red Eco Alternativo docente
Tomás Eliaschev, periodista de revista Veintitres, integrante del Colectivo de Trabajadores de Prensa, DNI 92743084

Bruno Bimbi  DNI 26626051 /Periodista y activista de la Federación Argentina LGBT.

Alejandro Bercovich, periodista, economista, docente universitario, ex delegado del diario Crítica de la Argentina, integrante del Colectivo de Trabajadores de Prensa.

Raydel Romero Cabo, Grupo Internacional Multidisciplinario de Estudios de Masculinidades (GIMEM), Coordinador Historiador - Antropólogo Social, Especialista Área Masculinidades: Asoc. Civil "Pablo Besson"

Gustavo Diaz Fernandez Presidente Crisálida Biblioteca Popular de Género, Diversidad Afectivo Sexual y Derechos Humanos. San Miguel de Tucumán - Tucumán 

Gustavo Brufman Secretario DD.HH. CTA Rosario DNI 16.777.907/Secretario Acción Social y DD.HH. CONADU

Dr. Mario Rufer (Argentino) Profesor-Investigador Titular, División de Ciencias Sociales y Humanidades, UAM, México. 

Guillermo Enrique Kramer DNI 13.664.682 trabajador independiente
Gustavo Noriega DNI 12 601 613

Oscar Alberto Belbey DNI: 10427785 Secretario General Partido SI Provincia de Santa Fe

Jeremías Ariel Córcico 32.670.111FPDS/Estudiante/UNLP

Hernán Diego Zelaya DNI 26626663 Docente

Nelson Eduardo Paz DNI 29.314.371 Desempleado

Horacio Perez del Cerro LE : 8315470

Esteban Ramos DNI 33177080 "Centro Cultural Estacion Provincial" y "Red de Centros CUlturales de La Plata"

Néstor Daniel Centeno DNI 13.749.650 / Biólogo, Universidad Nacional de Quilmes 

LIAUDAT SANTIAGO DNI 32.274.028 FPDS PROF. DE FILOSOFIA

Laureano Barrera, DNI: 28.056.703, Prensa De Frente

Bernardo Ferraris, DNI: 28. 125.953, F.P.D.S 

Matias San Juan DNI 29366715 MTD La Plata FPDS

Alejandro Sigal, DNI 93.254.294

Diego Ferrari DNI 27616699   FPDS- Trabajador docente EP Nº 75, Delegado de la escuela en Suteba La Plata

Alvarez Elias Catriel 35976264   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Gabriel Jesus Martelón 32128818   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Mauro Pontiliano 29762640   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Edgardo Martin Venturi 22955936   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Pablo Flores 35492909   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Pedro Salinas 32780357   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Bruno Pontiliano 35022170   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Sebastián Roberto Vivaldi 28314457   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN - ROSARIO

Fernando Ariel Sierra 33221664   MOVIMIENTO 26 DE JUNIO - FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN – ROSARIO

ALDO MARTINEZ DNI 12 767 331


Ricardo Righi 14125128 del programa radial "La Voz de los Colimbas"

Mariano Cap 30.281.638 Estudiante de Sociología Lanzallamas

Carlos Manuel Mendizábal 32.988.663 Estudiante de Sociología Lanzallamas

Santiago Galar 31.107.696 Lic. en Sociología Lanzallamas

Carlos María Galimberti 32.008.476 Estudiante de Sociología Lanzallamas

Raúl Zolezzi DNI: 13.480.051 T.I.T. (Taller de Investigaciones Teatrales)

Bernardo Carbajal Fal. dni 29300929 Fotografo. Abogado.

FRENTE POPULAR DARÌO SANTILLÀN - ROSARIO

Pablo Porporato 33807695

Gerardo Boggino 34781330

Lautaro Gatti 32327106

Gustavo Erb 33513797

Gustavo Gimenez 32858422

Juan Manuel Teres 35289970

Agustìn Verna 34720197

Nicolàs Fernandez 35152685

Esteban Dominguez 34392537

Sebastiàn Bini 31540932

Nicolás Rufine 32892207

Victorio Martinetti 34420300

Ramiro Lago 34934039

Ignacio López 33315645

Alfio Musumeci 34652180

Nicolás Riciutti 34176165

Hernán Levy 33069401

Ezequiel Guerrico 31457642

Marcos Godoy 32379221

Luciano Gatti 31502430

Rodrigo Speranza 34238721

David Rivas DNI 30102110.

Mariano Darigo 26073024

Matías Gambeta Periodista Secretario de Prensa del PCCE

Juan Jose Gonzalez, LE 4.554.566

Miguel Ronsino, DNI 20031116, artista plástico

ARIEL LEDE  DNI 33.003.602

Serra Matías 92641586 Informático Relacionado con la asociación Civil Palabras

Daniel Omar Teppaz DNI 16.628.645 Médico Tocoginecólogo Rosario - Santa Fe

Martín Daguerre, Dr. en Sociología, Profesor-Investigador UNLP, DNI: 22475474

Barrios, Fernando 12728450 enfermero hosp.Garraham

Pavon Ariel 28909329 gastronómico

Rossi, Leonardo 33360692 movimiento universitario sur (libres del sur)

Fernández, Diego 29197814 empleado administrativo

Zuccarelli Roberto 11362805 empresario

Bottero Andrés, 34600485 desocupado/Asamblea del Pueblo

Ojeda Diego 25560386 fotografo

Alvarez fernando 14622685 vendedor

Grizer Alan 31842180 /Estudiante

Vazquez Cristian 31376235 /Desocupado

Bruno Moretti, DNI  32737385 /Estudiante de Lic. en Ciencias Físicas (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales - UBA)


Alfredo Alberione DNI 32223977 UNC Córdoba

Elio Brat DNI 11.812.287 PERIODISTA NEUQUÉN 

Gastón MirandaDoc: DNI 30.155.488 /Realizador audiovisual y fotógrafo

José Maria Fantasia DNI 27625341 /Ing. Sistemas

Gabriel Martín Estrada DNI 24.686.678 /Trabajador de la educación de la Ciudad de Buenos Aires y Estudiante de Sociología.

Luis Guzmán – Periodist  27.462.869  /Radio Popular Che Guevara – Rosario

Gustavo Pecoraro Brondino DNI  17.450.881 / EL VAHIDO

Rubén R. L. Evangelista DNI 7.365.377 /Santa Rosa - La Pampa ARGEN TINA

Jorge Raúl Etchenique  DNI 7.597.827 / Santa Rosa (La Pampa)

Ernesto Lamas DNI 20.213.285 Coordinador Regional de la Asociación Mundial de Radios
Comunitarias, América Latina y Caribe (AMARC ALC) / Profesor de Ciencias de la Comunicación de la UBA

Hueique Lautaro Rodriguez Abalo DNI 35.091.900 / herrería artística y vitraux

Nicolás Manuel Badillo 27.474.963  UGSP La Pampa

Leandro Forniés D.N.I. 20.828.057

Juan Trinidad DNI 25.025.901 / Artista /La Plata

 Gonzalo Gutiérrez Urquijo DNI 32094014 /Estudiante, Escuela de Filosofía, FFyH, UNC

 Juan Manuel Milessi dni 31.206.667 / Diversidad JxI - Jóvenes por la Igualdad

 Gustavo Moure Periodista /Buenos Aires

Damián Damore, 21589218 / Periodista.

 Federico  Castro DNI 31822164 /Estudiante Universitario Docente Universitario.
FIUBA

Gabriel Campana DNI 33204588 /Centro Cultural Teresa Israel y Radio Sur (FM 102.7)

Alejandro Vannelli  DNI: 7.616.507 Representante

Ernesto Larrese  DNI 08.234.951 Actor

Leonardo di Dio  DNI 27761049 Dirección de Políticas de Género. Municipio de Morón

Cristian Delicia / DNI 27.578.828 / diseñador y fotografo / Diario Tiempo Argentino / Colectivo de Trabajadores de Prensa

Joaquín Santiago Gómez/ DNI:26420827/ Antropólogo/ Docente UBA/ becario CONICET

Julio Sarmiento DNI 16.736.487/ Docente Investigador de la Universidad Nacional de la Plata.

Pablo A. Vommaro DNI 24.308.038 /IIGG-UBA/CONICET – CLACSO

Santiago Cueto Rúa DNI 25 273 267

 Agrupación Fandango / Facultad de Periodismo/ UNLP

Pérez Grandt, Aymar              DNI: 36.433.884

Gómez Hernández, Germán      DNI:34.958.876

Rimoldi, Emiliano                    DNI: 34.050.177

Larsen, Federico Joaquin         DNI: 31.938.140

Albanesi, Ignacio Pablo           DNI: 32.920.194

Alegretti, Roberto Nehuen       DNI: 33.590.238

Sterkel, Matías                       DNI: 33.386.014

Basaure, José Gonzalo            DNI: 31.581.065

Gennari, Marcos Raúl              DNI: 35.058.578


Mariano D'Arrigo, DNI 29.311.792 / Estudiante de periodismo y militante del Frente Popular Darío Santillán 

Gonzalo Fernández  DNI 34001232 Estudiante Ciencia Política UBA. 

Javier Ernesto Gordillo, DNI 34414820 / Estudiante de Filosofía de la Facultad de Humanidad y Ciencias de la Educación (de La Plata).

Ruben Alberto Vila, DNI 14 201 230 /docente

Juan Manuel Petitto Tevez DNI  34313445 / Frente Popular Dario Santillan- La Matanza-

 Fernando Gómez DNI  29910294 /Frente Popular Darío Santillán 

Juan Manuel Burgos Coordinador delProyecto Talleres de Reflexión Plástica para Sexualidades y Derechos 33162842

Gastón Alejandro del Pozo Ebert DNI 30.276.462 Estudiante

Gustavo Alejandro López, DNI. 14.933.373, Abogado.

Fernández Casas, Ignacio Ariel 33710266 /Trabajador / Estudiante UBA /Juventud Rebelde 20 de Diciembre

Bertoldi Manuel  DNI 28.129.829  / Auxiliar Docente de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP

José Manuel Morán Pasaporte 15.381.011-7 / Lic. en Ciencia Política, Doctorando en Estudios Sociales de América Latina (Universidad Nacional de Córdoba)

De Nardis Mariano Cruz DNI 28659100 / Docente /Agrupación La Fragua – FPDS

Deambrosi, Nicolás 29510691 sociólogo La Plata

Fernando Stratta DNI 27887179 Frente Popular Darío Santillán / Editorial El Colectivo

Pablo Usero DNI  32610035 / Frente Popular Dario Santillán

Fernando Rey - 29623395 / Frente Popular Darío Santillán (Rosario)



Francisco Berardi DNI es 14.455.635 /Lic. en administración y docente en la La Paz Entre Ríos


Mariano Féliz /Frente Popular Darío Santillán. Investigador CONICET/ Profesor UNLP.

Guillermo José MAQUEDA / D.N.I. 20.988.588, docente de la Universidad Nacional del Comahue.

Víctor Arancibia DNI 17131591 Dir. de la carrera de Ciencias de la Comunicación - Universidad Nacional de Salta

Dario Cardozo DNI 29617621 Licenciado en Biología Molecular

Pablo Elián Carrasco –DNI 30062706

Agustín Martínez DNI 26.408.690 Abogado Tucumán

Ramiro Coelho DNI 18513249 Capital Federal.

Ernesto Torres  Periodista   DNI 25.437.203

EMILIANO CANTARELLA MARCOVECCHIO. DNI 22878978

MARCELO ZELARALLÁN DNI 21883151 CABA

Alex Ratto DNI: 31664354 / Facultad de Humanidades y Artes, UNR / Docente

Germán Esmella Vergerio, 33.964.569

Fernando Echeverría mi dni es 20184987 profesion docente

Santiago Kahn, DNI 32090837, Estudiante y Docente (Cs. Comunicación, UBA)- 

Raúl Postiglione DNI 10.866.179


SAUL GUBER - LE 4293940 /C.A.B.A.

Mariano Moreyra. DNI 23.814.234 /Locutor/Redactor-Comunicador Social Radio Nacional Santa Fe AM 540 Santa Fe (capital)

Rodrigo Tornero DNI 28.517.477 /Colectivo La Tribu Ciudad de Buenos Aires

Juan Grigera DNI 25570422 /Revista Tinta Roja, La Plata


Gonzalo Moyano; médico, epidemiólogo, especialista en bioética

Fernando Vicente DNI 24.289.084 / integrante de La fragua (en el Frente Popular Darío Santillán), delegado de A.T.E. en la Secretaría de Participación Ciudadana de la Pcia. de Bs. As.

Leandro Volante DNI 29597406 (FPDS)


Juan Carlos Volnovich       DNI 4.387.810

Carlos. a . solero. 13.032.961 /Prof. Sociologìa UNR

Nicolas M. Fagetti DNI 29.921.167 /Socialismo Libertario

Sebastián Henríquez DNI 27.298.427

Ernesto Meccia DNI: 20028145 /Secretario Académico de la Carrera de Sociología Universidad de Buenos Aires

Grecca, Guillermo DNI 29.121.255 /Psicólogo

Leandro García Ponzo DNI 31.220.000 Estudiante

Manuel Molina DNI 33 751 812 /Estudiante de la Escuela de Artes de la FFyH, UNC.

Leboso Hector  DNI   11.828.335

Emiliano Andrés Aguirre DNI  29.722.311/ Militante de la Organizacion Estudiantil Santiago Pampillon del Frente Popular Dario Santillan.

Juan Pablo Casiello 16.982.218 Docente Secretario de Formación CTA Rosario

Mattio, Eduardo  20.804.412  Incorporaciones, Museo de Antropología y Escuela de Filosofía, FFyH, UNC

Guillermo Luchtenberg DNI  5522125

Martin Boy DNI 29038716 / Docente de la UBA, becario Conicet.

Santiago Curci, DNI 21.587.225

Juan Manuel Giménez DNI 8.208.991 /Docente

Vladimir di Fiore DNI 24 718 530 / Programa de Software Libre del INTI

Rodolfo Seco DNI 22532415 / Docente

Julio Marcelo Talavera D.N.I.23728813 /Agrupación HIJOS Avellaneda 



Eduardo Bogino DNI 28394499 / Miembro de Ahige y la PPIINA

Alberto B Ilieff.  DNI 8.577.750 / Psicólogo